Que los poetas mientan...

Que los poetas mientan...
Total, para que sirve esta verdad...?

Quien te dijo que existo...?

martes, 22 de julio de 2008

El mar y el Angel


El mar golpeaba con furia contenida el infierno en mi corazón, la oscuridad invitaba a perderse en el infinito, Las ideas corrían con la lentitud de un condenado a muerte.


La sal tibia eliminaba los temores racionales dejando paso al torbellino ensoñador.


Decidido por un estúpido valor, o por una sabia decisión, me adentro en la espuma eterna, lejos del mundo habitual.


Enfrentar temores profundos no es algo que se pueda hacer a diario.


El coraje asomo por mis ojos, con los puños cerrados y la mirada decidida a morir desafié al mar.


Fuertes alaridos atravesaban el hielo de la desesperación, el corazón hinchado de soledad, golpeaba con fuerza olas oscuras.


Solo locura en mi razón, solo locura dentro de mi, las manos golpeando fuertemente el agua, gritos de dolor y lagrimas mas saladas que el mismo sol.


Las olas revolcaron mi cuerpo débil, pero no era suficiente para apagar el fuego que corre por mis venas, la furia de la desolación me mantenía cargado de valentía ante la insolencia de mis actos.


El mar golpeo con fuerza al insignificante ser lleno de demonios, pero me levante una y otra ves, cada ves mas cansado y mas temeroso.


La noche caía presurosa, la oscuridad le daba mas fuerza al mar y yo me debilitaba mas, mis pies ya no tocaban la arena, las olas eran imponentes, me hundían, me golpeaban, por muchos momentos la muerte me miro a los ojos pero seguí desafiando.


Por fin, mi pie pisó algo sólido y pude salir del agua, los ojos llenos de lagrimas, recorrieron el infinito dándose cuenta que la playa estaba tan alejada como sus esperanzas.
La fuerza me abandono, deje de pelear.


El mar ceso su furia conmigo solo un momento,Después, un gran sonido hizo que mis ojos se posaran en el lado opuesto de la playa.


Vi alzarse una pared de agua sobre mi, negra como la noche, majestuosa; ya no importo nada, la paz se apodero de mi cuerpo y el temor libero mi alma.


El mar atravesó mi cuerpo, me quito todo, por un minuto o por una eternidad, mi cuerpo dio infinitas vueltas en la nada, no veía nada, no oía nada, no sentía nada.


El sueño termino al golpear mi espalda con la arena. El mar escupió mi cuerpo. Cansado sobre la arena, la soledad empezó a apoderarse de mi corazón nuevamente.


Un ángel se acerco a preguntarme si estaba bien, me senté sobre la alfombra arenosa para descubrir a un anciano, me sonrió, yo lo ignore y volví mi vista al mar, el musito unas palabras:


No estamos solos.


Lo mire y el sonrió, dio media vuelta y camino.


Fuera de entender cualquier cosa, no pude hacer mas que posar mi mirada al mar, la incertidumbre se apodero de mi, ¿quien era ese viejo? Volví la vista hacia el anciano y ya no estaba, se desvaneció en la noche...


Lagrimas asomaron nuevamente pero la tranquilidad velo mi llanto.


No estamos solos...



FARR.


Arlekyn

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