Duermete niño, duermete ya, que cuando nazcas, mami te matara. Eres el odioso recuerdo de un hombre, una playa, una nochede noviembre, el oleaje blanco te transporto de la oscuridad a mi vientre; quiero olvidar, pero tu creces devorandome por dentro, no me importa lo que opine el cielo, apenas tu cabeza asome entre mis piernas, la cortare.
Mami ¿esa es tu voz?¿Del mismo vientre que me alimenta fluyen tus amenazas?Mamita linda, yo no te dije que te acostaras con papa. Yo vivia en paz, en el ciberespacio. Y ahora floto dentro de tu matriz, y me gusta; pero mama, lo que quieres hacer conmigo esta muy mal, asi que voy a pensar como evitarlo.
El tiempo transcurre... ahora soy conciente de cada parte de mi cuerpo. Todo es tan fragil, y al mismo tiempo tan moldeable... si tu pudieras ver, mama, como logro a voluntada las transformaciones, te sorprenderias, estarias orgullosa de mi...
Mamita, siempre tan estupida. Lo fuiste para abrir las piernas y ahora para abrir la boca. ¿No se te ocurre pensar, perra, que estoy al tanto de tus planes? Ah, si pudieras ver como yo, con los ojos de papa, como crecen mis garras, mis colmillos y mi furia...
Deja de amenazarme, idiota, y preparate. Todos mis dientes estan formados. Mi pecho se ha expandido, mi craneo se ha agrandado: soy tu hijo, hecho a imagen y semejanza de ti. Nueve meses de tu odio me nutrieron al maximo, y ahora que al fin se abre el cuello de tu matriz ire a tu encuentro para que me tomes en tus brazos.
¡Tampoco tu¡
¡Y yo para arrancarte la lengua!
¡Sal de mi ahora! !Soy libre!
Todavia no, mami...
Al fin me escuchas...
¡Dios mio!
No, no es tu Dios.
¡Vete, monstruo! ¡Alejate!
Siente mis garras, mami...
¡Muerete ya maldito! ¡Muerete!
(Y la mujer llora al contemplarce a si misma, bañada en la sangre de su hijo moribundo)
¿Que pasa, estupida? ¿Por que lloras?
Perdoname, Dios. ¡Perdoname!
¿Que? ¿Ahora te arrepientes?
¡Callate!
Hijo, perdoname... Debi esperarte con amor... Debi entender que eras una bendicion...
Madre, tu no eres digna de que vengas a mi. Una palabra tuya bastara para escupirte...
(Y con la muerte se extiguen las dos voces).
Mario Cruz